MOONSPELL
Licantropía de un primero de mayo

Mayo 1/2018, Club Blondie.

No es que me tome la atribución de decir qué banda es más compleja de escuchar, y cuál no. Pero realmente MOONSPELL es un conjunto que se ha caracterizado por haber pasado por millones de transiciones. Siendo en momentos un poco difícil de definir qué esperar de ellos en cada disco, y nuevo lanzamiento. Y reforzando lo anterior, realmente nunca sabes con qué te vas a encontrar desde el día que compras el ticket, hasta el día del concierto.

Le sigo la pista a estos portugueses más o menos dese el 2000, y recién el 2009 tuve la dicha de verlos en vivo (cuando vinieron con TIAMAT). En ese entonces, recuerdo haber salido con sensación más o menos así: “¡¡Estos monos la cagaron para ser buenos!! ¡¡Uno de los mejores conciertos de mi vida!! ¡¡Jamás me volvería a perder a MOONSPELL!!”. Y desgraciadamente no cumplí mi palabra, así es que se podría decir que este era mi reencuentro con la dignidad.

Siendo las 20:30 en punto inicia funciones el show con Fernando Riveiro como maestro de ceremonia. Ingresa sólo al escenario con un candelabro, y el escenario absolutamente oscuro, cantando junto a los coros de “Em Nome Do Medo”. Integrándose posteriormente los músicos para comenzar a ejecutar la canción. Para mi sorpresa, veo que sólo se presentan con un solo guitarrista en las filas. Esta carencia desgraciadamente se hizo presente durante todo el concierto, ya que en muchas canciones, la presencia de dos guitarras es fundamental. Sin mayor presentación, pasan a “1755”, “In Tremor Dei” y “Desastre”. La fuerza de los teclados destaca por sobre el resto de instrumentos, dando un ambiente sinfónico/ teatral más que metalero.

Antes de continuar, Fernando refiere volver al pasado para presentar “Night Eternal”. La rapidez y potencia del doble pedal de Miguel Gaspar resalta, tomando el ambiente una dirección mucho más brutal. Se aprecian las chacas moviéndose por todo el recinto. Esperando que se continúe de inmediato con la siguiente canción, Fernando toma su tiempo para hacer referencia a “Irreligius” (para mí, uno de sus mejores discos), comenzando posteriormente a sonar una de las obras póstuma de los lusos, “Opium”. La euforia no pasó desapercibida, coreando todos(as) a todo pulmón. Sin previo aviso, continúan con “Awake”, canción que continua en el disco.

El frontman nuevamente hace referencia a una nueva repasada por el pasado de MOONSPELL, escuchándose la primera guitarra de “Breathe (Until We Are No More)”, pudiendo fijarme en que los arreglos entre las seis cuerdas se encuentran grabados, reemplazando así la falta del otro músico. A pesar que esta estrategia, la falta es notoria, no pasando desapercibida. Sin mucho palabreo, avanzan su show pasando a “Extinct”, “Evento” y “Todos Os Santos” (mejor canción del álbum “1755” a mi juicio).

La proyección de los lobos del álbum “Wolfheart”, dan a entender el proceder del setlist. Instancia en que Fernando presenta “Wolfshade (A Werewolf Mascharade)”, momento sublime en que hasta el más aburrido en el concierto se le pararon los pelos. Puede que este sea un aspecto que a no todo el mundo le moleste -a mí sí-, pero realmente, la ejecución de ésta y las siguientes dos canciones (“Vampiria” y “Alma Mater”), fueron CONSIDERABLEMENTE más lentas que en su tiempo musical original. Esto no sé a qué podría deberse, pero resta mucho poder en su presentación, sobre todo en “Wolfshade”, que ya es una canción lenta.

El conjunto hace un pequeño receso, momento en que el escenario se torna de un tono verdoso, con un cráneo humano proyectado en la pantalla. Al volver los músicos, se escucha el apañado acústico de “Everything Invaded”, continuando posteriormente con las últimas dos composiciones de su repertorio “Scorpion Flower” y “Full Moon Madness”.

Una jornada memorable. Aunque con momentos que me dejan un gusto agridulce, considerando que MOONSPELL no es sólo una banda enormemente creativa, sino que también técnicos en ejecución y con un sonido único. Pero manteniendo siempre su esencia característica, el misticismo, oscuridad y licantropía.

Por Vicente Miranda H.
Fotos: Víctor Donoso (Ver galería completa en el siguiente Link.)

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