CHILE TERRORFEST - Día I
Culto criminal a la locura

Diciembre 6/2025, Teatro Caupolicán.

¡Qué gusto da poder disfrutar de un festival bien pensado! bandas de culto acompañadas por jóvenes promesas en una amalgama exquisita de Metal extremo y con una rapidez en cada montaje realmente envidiable. ¡Y sonaba la raja! No era ná al lote la weá: fue todo un movimiento coordinado del ballet técnico que permitió que la cosa fluyera de forma natural: poca espera y mucho ruido para sacudirte la mollera. Con un cartel de lujo dividido en dos jornadas, el Teatro Caupolicán se alistaba para recibir a las hordas locales que se congregaron para la ceremonia.

MAYHEMIC
Cuando aún el reloj aún no marcaba las 18:00 hrs los nacionales encargados de abrir la gala desataron su furia inmisericorde sobre las cabezas que en ese entonces vagamente ocupaban la pista del teatro. MAYHEMIC es una experiencia demoledora digna de sufrir en carne propia, un tormento endémico que te hace alejarte de los límites de la sanidad, como si un tormento imparable naciera desde adentro para desbordar el alma y unirse a la comunión de almas desatadas.

En general el sonido estuvo ok, solo afectado por la reverberancia del recinto ante el bajo margen de público, que pese a ello se hacía sentir con irreverencia. No había podido disfrutar de estos locos en vivo y fue aún mejor de lo que esperaba; vacilar "Extinction & Misery" con su ritmo frenético, "Mortuary Feast of Skeletons" o "Toba" fueron temazos que sonaron a toda cuea; MAYHEMIC es el soundtrack ideal para un descenso a la locura, sin lugar a duda. La marcha de la muerte llegó a su fin con "Volcanic Blast", expulsando un último hálito corrosivo sobre la audiencia. '¡Wena, conchetumare!' 🗣️

E-FORCE
De las profundidades abismales nos vamos de una a los confines del universo con don Eric Forrest y su combo, quienes nos llevan de regreso a mediados de los 90's cuando VOIVOD era de las pocas bandas Thrash que daban algo de brillo mientras las tendencias se iban a otros parajes más oscuros y variados del Metal; he ahí el origen de E-FORCE.

Puntualmente, la maquinaria pesada se deja caer sobre el Caupolicán con potente la disonancia de "Rise" que cautiva al incipiente público que de a poco va llenando la cancha. ¿La ejecución? Impecable: Eric cantando con todo el FUA y explorando a gusto sus deformadas y delirantes vocalizaciones, destacando con su amplio y variado registro por sobre el muro sonoro que ha levantado el trío francocanadiense; una demostración de solidez abrumadora que te golpea con una densidad aplastante.

Los cambios de gravedad en el espacio exterior cargan los riffs de una pesadez hipnótica que te atrapan en un vórtice de caos primigenio; una ejecución y sonido espectacular por lo demás, que tiene a todos bajo su espesa y cautivante visión de la vertiente más técnica de su género. Con un setlist acotado pero preciso, la agrupación se lució en todo momento demosterando cohesión y poderío sobre la tarima. "Planet Hell" fue uno de los puntos más altos, junto a los dos tracks que cerraron su visita: "Meteor", con pedazo de riff que se comió todo el auditorio, y una ejecución 'pectacular por parte del trío, para finalmente caerle con "Insect", donde mi compa se dejó llevar por las voces internas y terminó frotando las cuerdas del bajo contra el micrófono.

E-FORCE no es cualquier weá pue: aquí se nota la calidad y la historia con la que carga Forrest al momento de llevarnos a lejanos parajes de la galaxia a deambular por el cosmos. Un manto de locura nos envuelve a todos nota a nota. Tras agradecer a los fans el apoyo, E-FORCE comienza la misión de evacuación y se van al carajo a disfrutar entre el público de lo que queda por delante en la velada. Buena onda los socios.

SKELETAL REMAINS
Hasta que al fin pude verlos. Tenía el manso hype con respecto a la visita de SKELETAL REMAINS, y ciertamente cumplió a cabalidad mis expectativas desde que se lanzaron a la carga con "Void of Despair". Brutal de principio a fin: el cuarteto comandado por Chris Monroy dio cátedra de potencia y vigor, con una ejecución de la puta madre por parte de sus integrantes, donde el pelao Ruston Grosse destacó en las percusiones con una precisión mortífera en su quehacer; y eso que se pegó sus vapeadas antes de empezar a ejecutar está carnicería macabra.

"Relentless Apetite" fue una bomba que dejó la patá apenas le metieron chala al bombo, y ya empezaron a parecer con más animosidad los mosh entre los espectadores. Energía potencial que golpea majestuosamente en las paredes de tu cráneo, desfigurando tus sesos de formas indescriptibles para el lenguaje humano.

Me gustaría destacar "Congregation of Flesh" y el golpe de gracia que cayó con "Unmercified", el cual trajo al fin algo de oxígeno limpio a mis pulmones después de tanta podredumbre. Metaleros qls no más que dan jugo, más el resto todo pulentito: un show devastador que me dejó molido y con dolor de cuello tempranamente. Y eso que todavía falta el paso no de una, sino de dos leyendas por el proscenio. Afírmate cabrito.

TRIUMPH OF DEATH
Pasadas las 21 horas llega el turno de un ícono: míster Tom G. Warrior sube al escenario con su ya clásico gorro de lana -porque sabemos que está extremadamente calvo- y junto a sus 3 acompañantes dan inicio a una antigua ceremonia ocultista dónde solo la muerte triunfará bajo el azote del mítico HELLHAMMER, weá totalmente impensada hasta hace no mucho tiempo atrás. La catarsis colectiva se deja ver rápidamente entre sus fervientes acólitos aquí reunidos en cuanto comienza "The Third of the Storms", y se arma un mosh de proporciones que solo bajaría la marcha cuando Tom así lo ordene en su camino a las profundidades del infierno.

A dicho corte le seguiría "Massacra" y "Maniac" seguidas de cerquita, dando poco tiempo para respirar entre temas: solo el trance del martillo infernal te da algo de calma entre sus sinuosas rutas cuando cae pesadamente en ese pantano espeso que genera, antes de dar rienda suelta al desenfreno una vez más.

Se vivió locura total: desenfreno y lujuria desatadas en toda la cancha del teatro con cada himno cantado, logrando a ratos generar un remolino aún más grande que arrastra todo a su interior con una fuerza impía. Los azotes de "Decapitator" o "Aggressor" son solo ejemplos de la maldad que puede ejercer la congregación suiza sobre sus feligreses. Y es que son muchos años que se ha expandido la palabra del 'martillo', que con el tiempo se consagró como un pilar fundamental en el desarrollo de las corrientes más extremas del 'merol'.

Cómo no mencionar la tremenda "Messiah", que le sacudió las hormonas a todas las calcetineras con su suciedad retorcida, para luego desembocar en "Visions of Mortality", que ya anunciaba la llegada de la hora prometida.

El final con "Triumph of Death" resultó simplemente magistral, coronó lo que fue un culto en éxtasis frente al peregrino oscuro que el averno trajo en representación. Tras una afectuosa despedida Warrior y compañía se retiran saludando a la fanaticada llenos de gratitud. Oportunidad única e irrepetible, me atrevería a decir. Güanderful.

MAYHEM
El reloj pasaba apenas las 22:20 cuando empezaría la ceremonia ominosa suprema y chacalona de la noche, la celebración de los 40 años de historia de la banda más icónica del Black Metal: su majestad, MAYHEM. Y la verdad, no estaba listo para tanta emoción: todas las proyecciones e historias mostradas a través de la pantalla y la música hicieron de la experiencia una conmemoración digna de reconocimiento y recuerdo. Ver todo ese trayecto recorrido, todas esas historias vividas y contadas y revivirlo en un recorrido disco a disco, del presente al pasado, fue algo majestuoso que me sacó lágrimas a ratos; la primera, en cuanto vi a Hellhammer sentarse tras su batería listo para lanzarse al campo de batalla con su arsenal esotérico de maldiciones.

Comienza la travesía en el presente con "Malum" y "Bad Blood", de su más reciente disco. El sonido era estruendoso y absorbente, más se fue regulando en ligeros detalles una vez avanzó el setlist. La ejecución fue de reloj suizo, sin descoordinaciones ni fallas, y con un Attila que se robó la película con su calidad no solo musical, sino que como artista completo: una puesta en escena dramática y emotiva, cargada de simbolismo y rito que se hacía sentir con elegancia; no es un satanismo sucio y primitivo, sino más bien una ceremonia cuidadosamente tallada en sangre en un altar de obsidiana.

Para ser sincero, me cuesta destacar unas canciones por sobre otras con tan buena selección a desde que tocaron "My Death", temazo al cual le siguieron dos de mi disco favorito de MAYHEM. "A Grand Declaration of War" (2000): "Cristalyzed Pain in Deconstruction" y "View From Nihil Pt. I". ¡Qué weá mas buena, por la chucha! Siempre he querido escuchar ese disco entero, y creo que es lo más cerca que estaré de lograrlo la verdá.

Retrocedemos en el tiempo y los miembros de la banda empiezan a marchar a la inversa, pasando primero por la pulenta y desesperante "Ancient Skin" antes de entrar a los oscuros reinados del cola e' flecha.

Llegamos al 94' y yatusae' lo que eso significa. "Freezing Moon" es el primer opus de esa época que suena y deja caer su lúgubre aura con Necrobutcher, Attila y los guitarras encapuchados, encaminando el ritual a su cúspide. Buenísimo todo: "Life Eternal" y la hipnótica línea de bajo, más el CD volador de una fan que se lo acercó al calvo vocalista y este lo lanzó a la chucha; mientras que en "De Mysteriis Dom Sathanas" el dramatismo del húngaro escaló a niveles shakesperianos mientras ejercía su doctorado en voces satanistas sobre el altar con calavera en mano. Por supuesto, todo esto con el recuerdo de Euronymous y Dead en todo lo alto; a este último le dedicaron "Funeral Fog", ejecutada tal como la tocaban en los años del "Live in Leipzig" por allá en el 91'.

Hasta que llegamos a donde todo comenzó. Se ve una foto de Euronymous y Necrobutcher re-pendejos mientras suena aquella clásica intro que precede a la muerte aclamada en "Deathcrush", en donde ahora aparecen en escena los protagonistas de aquella época: Maniac en las voces y Manheim de regreso a las percusiones tal cual fue en los 80's el culto. Un cierre increíble que toca el alma con su negra mano, donde poder trae aquella oscura energía con "Chainsaw Gutsfuck" o el cierre épico con "Pure Fucking Armageddon" fue algo impensable que te sacaba una sonrisa sardónica a la hora de sentir aquellas lúgubres melodías.

El éxtasis fue total y dejó a todos exhaustos: tanto músicos como el público presente estaban hechos bolsa pidiendo agüita después de tanta masacre. Tremenda noche de conmemoración del mal la que hemos vivido, loco; ahora, hay que reponer prontito porque en un rato con o sin SHIRENC le vamo a dar como cajón que no cierra. ¡Nos vemos en el Caupo!

Por Hernán González U.
Fotos por Fotos Metal. (Galería completa en el siguiente link)

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