
Si el 2024 dejó la vara bien posicionada en cuanto a conciertos memorables, el 2025 decidió no quedarse atrás y, de paso, quizás, subiendo un poco más el listón. Esta humilde columna funciona como una continuación natural de aquellas listas anteriores (2023 y 2024), no por obligación editorial, sino porque el cuerpo (y los oídos) así lo exigían.
Desde leyendas que por fin pisaron suelo chileno, pasando por regresos esperados, side shows improbables y jornadas donde el ruido fue terapia, este año volvió a confirmar que la experiencia en vivo sigue siendo insustituible. Acá no hay rankings ni intentos de objetividad: solo recuerdos, sudor y distorsión.
NIGHT DEMON + CIRITH UNGOL. Marzo 4, Sala Metrónomo.

Evento que originalmente se iba a realizar el año pasado, finalmente se pudo concretar a principios de marzo y que consolidó a la Sala Metrónomo como un excelente recinto para presenciar conciertos a nivel acústico... a pesar de los memes. Si bien el debut de los míticos
CIRITH UNGOL en nuestro país era lo
mucho muy importante, tengo que decir que
NIGHT DEMON se robó la jornada. Los
Demonios Nocturnos estuvieron sólidos y seguramente se llevaron un par de almas para su oscura morada... y algunas pilsen también.
GUTALAX. Marzo 21, Teatro Cariola.

Cuando chico nunca jugué con caca, pero ver a GUTALAX en vivo, creo que fue lo más cercano a ello. Show joya.
PENTAGRAM. Marzo 22, Club Blondie.

Segunda oportunidad de ver a Bobby Liebling en
Chilito y la primera después que
se haya vuelto viral.
PENTAGRAM en la Blondie estuvo a la altura, con Liebling haciendo gestos picarones para el jolgorio local. Hay que aprovechar de estar ahí cada vez que vengan, uno nunca sabe hasta cuando tenga cuerda el -no tan- buenito del
Doctor Maki Gero. Ahora solo falta SAINT VITUS, no pido mucho.
BUZZCOCKS. Mayo 22, Club Blondie.

Gustito personal. A pesar de la ausencia del legendario Pete Shelley (Q.E.P.D.), BUZZCOCKS -de la mano de Steve Diggle- fue una bomba sónica que despeinó a todos los punkis limosneros de vieja guardia. Diggle, pese a no tener el carisma vocal Shelley, aún demuestra que el Punk no ha muerto. "I Don't Mind" y "Love You More" las mejores de la noche. ¿Qué?¿Creían que iba a decir "Everybody's Happy Nowadays" o "Ever Fallen in Love"? No, papito.
HÄLLAS. Septiembre 12, Sala RBX.

Uno de los conciertos más esperados del año para este servidor. Suecia se hizo presente con el debut local de HÄLLAS. En una jornada que merecía un mejor recinto, Tommy Alexandersson y su combo nos contaron de primera mano las odiseas fantásticas del caballero Hällas y su universo medieval gobernado por tiranos, profecías oscuras y misteriosas visiones del futuro; ¿Estamos seguros que no es Chile en los próximos 4 años? El Hard Rock con tintes progresivos tocó nuestras mentes y corazones. No lloré solo para no deshidratarme. "Beware of the mighty Hällas!"
OTOBOKE BEAVER. Noviembre 9, Club Blondie.

Okini! Banda que nunca imaginé que tocarían por este lado del mundo. OTOBOKE BEAVER aprovechó su participación en el Festival Fauna Primavera para hacer un side show en solitario en el Club Blondie. Las oriundas de Kioto realizaron una performance espectacular en donde Punk Rock y la esquizofrenia fueron las protagonistas. La cultura japo es tan diferente a la nuestra, que la vocalista, Accorinrin, dijo que éramos un publico demasiado ruidoso. ¡Flaca, estás tocando Punk Rock, no weí!
AMBUSH. Noviembre 23, Sala RBX.

¡Gratamente sorprendido! Casi un año exacto de su última visita, AMBUSH remeció la Sala RBX a Heavy Metal de pura cepa. Los europeos demostraron -una vez más- que no hay banda sueca mala. Díganme lo que quieran, pero Oskar Jacobsson es la viva impronta de Geoff Tate en sus mejores años.
TRIPTYKON. Diciembre 8, Teatro Cariola.

Esto es a lo que se tiene que dedicar Tomás Gabriel Guerrero: Meterle más ficha a TRIPTYKON; corta. Con sus canciones lentas y dedicadas a desesperación, dolor, depresión y oscuridad (porque así es el mundo real, mi rey), hizo que el Cariola se escuchara -raramente- bien. Igual el suizo se dio maña de tocar 2 cortes de la ESCARCHA CELTA. ¡Paremos con la nostalgia, por favor!
Mirando en retrospectiva, el 2025 fue un año generoso en conciertos que dejaron huella, ya sea por su carga emocional, su nivel interpretativo o derechamente por lo absurdo y catártico del momento. No todos fueron perfectos, no todos sonaron como deberían y no todos se dieron en el recinto que merecían, pero justamente ahí está la gracia: en la experiencia completa. Porque al final del día, lo que queda no es el setlist exacto ni la calidad del sonido, sino esa sensación difícil de explicar que te hace decir "valió la pena estar ahí". Si el próximo año 2026 mantiene este ritmo, habrá que seguir escribiendo... cuidando el cuello, los oídos y el bolsillo; 'Oye, ¿Cuándo pagan?'.
Por Erik Domínguez C.
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