¡Vaya pedazo de álbum se sacó ANOMIE! Tras haberlos conocido de mano de su guitarrista fundador -don Vicente Miranda- mediante excelente EP "Mandragora Autumnalis" (2022), esperé durante largo tiempo tener novedades con respecto a la agrupación; lo presentado en su debut me dejó con muchas expectativas de ver cómo evolucionaba y crecía este interesante proyecto radicado en la ciudad de Concepción. El resultado de todo este proceso creativo se ve reflejado en cada detalle de un gran álbum que destaca desde el momento de ver la portada -un óleo del destacado pintor nacional Rodrigo Pereira-  del disco hasta el cierre de la placa, reflejando todo el cariño y el talento que el quinteto ha plasmado en su obra.

"Virtus Pereundi" se traduce del latín en 'la virtud de la muerte' y es precisamente de ello que habla el disco, e incluso se transforma en una suerte de apología al sufrimiento y al caos que ello trae tanto en el aspecto interno como en la forma en la que nos relacionamos con el entorno y su percepción. El resultado habla por si solo: desde que arranca la placa con "Fatamorgana" -espejismo que se genera al fusionar dos elementos de distinta composición- y durante casi 30' de recorrido la música te sumerge en esa atmósfera de sadboi blackmetalero con una emotividad que palpita en las venas y desgarra el corazón con cada uno de sus riffs.

El trayecto sigue su espiral descendiente a la decadencia con "Carbonized", que trata de reflejar el sombrío futuro que nos espera como sociedad y va sembrando el paraje de lamentos que irán cosechando frutos en las siguientes pistas, manteniendo así una coherencia y consistencia en la propuesta artística que los define.

También me gustaría destacar "Silencer", tema que cierra la obra magistralmente: te entrega un vendaval de emociones y cambios de ambiente que te hacen acongojar son melodiosa brutalidad. 'Uma delicia' para los sentidos que me hace lamentar no estar lo suficientemente deprimido como para vibrar en la misma intensidad que la onda mística encantada de ANOMIE.

Un esfuerzo cortito, pero intenso; parece que estos cabros están empecinados en ir a dándonos de a poco las píldoras de su trabajo, pero suficiente para dejarnos pidiendo más en cuanto termina de girar la cinta del cassette. El salto de calidad es brutal e incrementa más aún mis expectativas con respecto al devenir del conjunto penquista, que parece haber encontrado una configuración idónea entre sus integrantes para explorar en profundidad las vicisitudes de la existencia humana. Cuando el trabajo se hace con el alma se nota, y aquí claramente se percibe en todo momento esa fuerza creadora que nace del amor por la música. ¡Felicidades!

Por Hernán González U.