PENTAGRAM
Eternal Life of Madness

La más grande leyenda del Metal chileno ataca nuevamente. Tras 11 años de la edición del primer LP de esta mítica agrupación con ya 39 años de existencia, Anton y compañía vuelven a remecer el mundo con un nuevo y potente trabajo, demostrando que están más vigentes que nunca y con su esencia intacta. Es innegable el impacto a nivel mundial que tuvieron estos compas a mediados de los 80's en la construcción del sonido característico del Death Metal, y con esta nueva placa vienen a ratificar toda esa fama que desarrollaron en el underground de todo el orbe, con esa mezcla de potencia, rapidez y oscuridad que han plasmado en su música a lo largo del tiempo.

"Eternal Life of Madness" de partida cautiva con el arte de la portada, cuyo contenido es místico y lleno de simbolismos que altiro te advierte de lo que se viene en sus casi 55 minutos de duración; es el descenso a una dimensión desconocida cargada de una antigua maldad habitante de la oscuridad universal. "El Imbunche" inicia este oscuro rito con harta fuerza, dónde destaca el trabajo de Reisenegger y Juan Pablo Uribe con riffs vertiginosos y retorcidos solos, cosa que es una constante en esta placa; la buena construcción a partir del juego de guitarras con un sonido claramente de vieja escuela y la batería marcando el pulso con entretenidos cambios de ritmo que te mantienen enchufado durante el transcurso de este viaje por los abismos de la locura. Los temazos "Omniscient Tirant" o "Eternal Life of Madness" son prueba fehaciente de lo que digo; la primera, con subidas y bajadas de animosidad hasta caer en un coro muy al estilo de CELTIC FROST, y la segunda con un desarrollo magistral de intensidades hasta terminar con una última descarga de rabia bordeando la insanidad. Para mí, el mejor corte del álbum es el que le da nombre al mismo, y me lleva a preguntarme si fue primero el nombre de la placa o del track, o si es casi un organismo autopoiético capaz de generarse a sí mismo en la profunda oscuridad de la mente de sus creadores. Como sea, ambos son joya y era la weá, hermano.

El disco en sí es un digno sucesor de la historia de PENTAGRAM, fiel a sus principios y convicciones tanto en lo lírico como en lo musical, y con una ejecución simplemente magistral al no tener puntos bajos en todo este recorrido, resultándome difícil destacar algunos temas y dejar otros en el tintero. Pero si tuviera que elegir algunos más que mencionar, serían "Devourer of Life", "Deus Est Machina" y "No One Shall Survive", siendo este último el que pone punto final a esta poderosa ofrenda que avanza a medio tiempo proclamando el ocaso de los tiempos, con disonancias y sonoridades que recuerdan una vez más al grupo comandado por Tom G Warrior, para luego entregarse de un arrebato a la insanidad con riffs y solos vertiginosos para culminar nuevamente con esta marcha pesada.

Solo me queda decir: escúchenlo, loco. Escúchenlo varias veces y disfruten de este privilegio, porque es un lujazo poder tener a tan icónica banda en nuestro país aún vigente y sonando con la misma fuerza de antaño; es un tesoro nacional que vale la pena enaltecer todas las veces que sea necesario. De estas weás si vale la pena estar orgulloso, no de una bandera. Del arte y las mentes maestras que puede engendrar esta tierra; allí reside la riqueza de las naciones. Para escuchar tomándose una Abisal de Cerveza Granizo, una Imperial Stout de 8% ABV cargada de notas a café y chocolate amargo, oscura como el futuro y con un amargor balanceado que te invita a sumergirte en la inmensidad del caos cósmico.

Por Hernán González U.

1 Comentario

  • Antonio Benito Ibañez Mesina Responder

    29 mayo, 2024 at 19:01

    Muy asertivo comentario!! 🤟🏽🤟🏽

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