SATYRICON
Nemesis Divina
Noruega es la tierra prometida del Black Metal, sin duda alguna; si bien el estilo no nació allí, es aquí donde dicho género desarrollaría de manera decisiva su potencial a principios de los 90's, lugar en el que nacería el concepto de 'True Norwegian Black Metal'. En esa segunda ola, surgirían grandes nombres, entre los cuales se encuentra SATYRICON, quienes, tras cuajar dos excelentes discos en un breve lapso, vendrían a dejar una huella imborrable en el desarrollo del 'Metal Negro' con su tercer álbum, el mítico "Nemesis Divina" (1996).
Este trabajo es considerado hasta hoy en día dentro de los mejores discos que ha engendrado el Black, y cuanta con varios elementos que lo fueron nutriendo tanto en lo estético como en lo sonoro. En cuanto a los detalles de imagen, destaca su portada luminosa más orientada al paganismo que se diferenciaba del aspecto lúgubre y satanista de sus contemporáneos; incluso repasando en mi memoria, a ese entonces solo recuerdo “Blood Fire Death” (1988) de BATHORY que podría caer en ese orden al cual Satyr y Frost estaban apuntando. La fotografía de la producción también es notable, cuidando el aspecto artístico del lanzamiento e incluso utilizaron maquilladoras profesionales para hacer los ‘corpsepaint’, algo impensado y hasta 'poco true' a ojos de otros 'blackers' más puristas. En cuanto a lo musical, a la evolución evidente de su sonido que ya empezaba a escapar del molde tradicional e iría acentuándose posteriormente, se le sumaría la participación de los músicos de DARKTHRONE, Nocturno Culto -bajo el nombre de Kveldulv- y Fenriz -como Herr Nagell-, quienes contribuyeron a lo largo del proceso de grabación de diversas formas. En el resultado final, Nocturno participó en la grabación de las guitarras rítmicas, mientras que Fenriz se anotó con la letra de “Du Som Hater Gud” en los créditos. Unos modestos invitados; cosa poca, humilde.
La excelente conjugación de todas estas piezas queda claramente demostrada en el fruto del cuidadoso y minucioso trabajo realizado: una producción de casi 42’ que roza la perfección, con un sonido intenso que es fresco y tradicional a la vez, con raíces profundas en sus tierras nórdicas y una calidad notable si consideramos la nitidez sonora que presenta en los siete cortes que conforman esta obra maestra. Desde que comienza a sonar la disonante marcha inicial de “The Dawn of a New Age” se siente un pulso sombrío cargado de rabia que toma una velocidad frenética en instantes para luego recular a ratos, generando una sensación de insanidad e inestabilidad que es bien acompañada con teclados, los que hacen una contribución sutil y precisa en la atmósfera de los himnos que componen este opus. “Forhekset” trae consigo también una marcha cambiante a través de pantanosos parajes que con su ambientación evocan el frío del Norte, embrujando al oyente con su hechizo y sacando a relucir su herencia vikinga en un final heroico y melódico. Por otra parte, “Mother North” no solo es un temazo épico, un clásico: es una declaración de principios. Es una sentida defensa de la madre tierra contra la amenaza de lo que mal llamamos ‘civilización’. Sin la naturaleza, sin nuestro entorno vivo no somos nada; todo es uno, y uno es todo.
Cada minuto, cada centímetro de esta joya ha sido pensado e intencionado desde lo más profundo de Satyr y Frost, y lo manifestado refleja su identidad de manera plena y directa, constituyéndose como un capítulo intrínseco en la evolución del Black Metal y ampliando su universo con su diversidad y riqueza. ¡Los putos amos del Norte! Ante una hazaña de tal calibre, recomiendo servir una copa de Chimay Bleue al momento de darle ‘play’ al disco: una Belgian Dark Strong Ale profunda e intensa, con un carácter licoroso que denota complejidad de maltas, las cuales recuerdan a chocolate, caramelo, vainilla, ciruelas secas y pasas. Su color marrón oscuro, su espuma densa y cremosa y el toque especiado otorgado por la levadura belga quedarán presentes en tu paladar tras cada sorbo, invitándote a saborear esta experiencia única con la dedicación necesaria para apreciar este manjar, que a su vez hace justo contrapeso a la magnificencia de “Nemesis Divina”. Pa’ tomarla mientras capeas el frío frente a la chimenea en pleno invierno. ¡Skål!
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