SYMPHONY X
The Divine Wings of Tragedy

En nuestra sección de discos clásicos -y aprovechando que pronto estarán de visita nuevamente por nuestro país-, decidí hablar un poco del tremendo álbum de SYMPHONY X, "The Divine Wings of Tragedy". La verdad, no soy muy asiduo al Power Metal; sin embargo, siento que esta producción es un pilar fundamental en el desarrollo de dicho estilo y sobrepasó esos límites tomando rumbo hacia un sonido mucho más progresivo o neoclásico, como se le dice por ahí.

"The Divine Wings of Tragedy" (1996) es la tercera placa de este quinteto oriundo de New Jersey, y, a juicio mío, el mejor esfuerzo de ellos dentro de una prolífica carrera. La portada del mismo me hace mucho recordar la estética de manuales de juegos de rol (te pienso, Vampiro: La Mascarada), y creo que de por sí habla bastante de la música y el viaje que trae consigo ese recorrido de melodías, sueños y texturas.

El álbum arranca con un temón, "Of Sins and Shadows", una muestra contundente de todo el arsenal de recursos creativos que tiene Michael Romeo y su combo bajo la manga: riffs rápidos y movedizos (con un palm mute sello propio de la guitarra de Romeo), solos llenos de melodía y vértigo, juego de teclados que se complementa a la perfección, y coros pegajosos a varias voces con la impecable voz de don Russell Allen.

Usualmente lo que menos me gusta en el Power son las voces y el manejo que tienen, pero Allen 'la caga para ponerle bueno'; afinado, expresivo y con líneas melódicas que en general resultan ser un gran gancho para el oyente. "Sea of Lies" es un buen reflejo de ello, donde Russell juega bastante con su voz tal como si fuera un instrumento más y no solo está vocalizando, formando un todo exquisito junto con los riffs pesados de Romeo; la línea de bajo haciendo de las suyas con harto virtuosismo y el incansable pulso de la batería comandando este navío de fantasías. "Out of the Ashes" sigue esta misma línea con un ritmo vertiginoso y virtuoso, llevándonos nuevamente a coros pegajosos, las guitarras de Romeo y un tremendo trabajo de teclados por parte de Michael Pinnella.

"Pharaoh", "The Eyes of Medusa" y "The Witching Hour", continúan explotando este maravilloso recurso de secuencias oscuras -pero a la vez melódicas- con maestría, donde cada instrumento desborda talento y compromiso que se entremezcla con la historia que nos traen a la mente en cada una de esas composiciones.

Pero si hay un corte que resulta particularmente épico, es el que da nombre a la placa: "The Divine Wings of Tragedy". Un temón de 20 minutos de duración que, pese a lo que uno podría pensar por lo mucho que se extiende, no te aburre en ningún momento ni mucho menos te rellena con elementos innecesarios; todo calza a la perfección y responde plenamente a la calidad y claridad compositiva de la banda, sin dejar al azar ningún elemento. El concepto prevalece.

El disco en sí es una joya, un representante fuera de serie de su estilo y cuaja en un concepto super sólido de lo que es SYMPHONY X de principio a fin. Tiene de todo: oscuridad, luces, riffs insanos y también baladas como "The Accoolade" o el cierre notable del álbum con "Candlelight Fantasía", y todo mezclado y por separado a la vez. A eso súmale las estructuras poco convencionales en los temas y los cortes que se pegan con frecuencia, sin descuidar ningún detalle dentro de la composición. Un lujazo.

Para acompañar esta pieza de arte, le recomiendo destapar una Backwoods Bastard de Founders Brewing y servirla en una buena copa snifter. La complejidad y los diversos matices de esta Scotch Ale añejada en barricas de bourbon le harán pleno sentido en esa bella relación de resonancia entre oído/paladar y como se produce esta batalla de elementos sensoriales. Un lujazo al cuadrado.

Por Hernán González U.

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