NIGHTWISH
Dinámicos y llenos de colores

Octubre 2/2018, Teatro Caupolicán.

Qué notable manera de celebrar toda una carrera: 18 años han pasado desde la primera vez que NIGHTWISH pisó tierras chilenas y aún así, pese al inexorable paso del tiempo y cambios de alineación de por medio, la banda sigue dejando la patá y llenando recintos cada vez que anuncian una visita por estos lares. Y esta ocasión, en marco de su gira de celebración de sus dos décadas de existencia, no sería la excepción a la regla; un Caupolicán que enloqueció apenas se apagaron las luces del recinto.

Los finlandeses pisan el escenario a eso de las 21 hrs., antecedidos por DELAIN, una banda holandesa agradable de escuchar, aunque el público seguía sentado (excepto los de cancha, obviamente) y muchos no los habían escuchado antes ni en pelea de perros. El teatro estaba lleno hasta la tusa. NIGHTWISH inicia con una melodía de flauta, suave, y luego recaen los demás instrumentos dándole vida al primer tema, "Dark Chest of Wonders", despertando al público de golpe. Fue genial intentar corear algunos temas, aunque seguir esa voz es realmente difícil. Igualmente el placer y la adrenalina que se vive al enfrentar una banda que escuchas desde adolescencia es total.

El escenario fue sencillo, sin mucha parafernalia. El sonido estuvo buenísimo. Asimismo, la pantalla grande se vio nítida y mostró imágenes y videos muy variados, logrando que la presentación dinámica y llena de colores, e incluso un par de veces quedé hipnotizada con ella.

Floor Jansen mostró una tremenda voz en cada tema, afinada, limpia, y cuando no cantaba, bailaba las canciones y movía su largo cabello. Cada vez que su voz lograba agudos largos, el público mostraba sus mejores aplausos, como en el tema "Gethsemane". El tema que cabeceó bastante fue en "Slaying the Dreamer", dejando al público eufórico e impresionado. ¡Bravo, Floor! ¡cautivó! Aunque no hizo mucha presentación o diálogo entre canciones. Y por supuesto, como no nombrar a Marco Hietala en la segunda voz, realmente profunda y un agrado cuando aparece, como en "Wish I had an Angel" que se disfrutó y coreó de principio a fin.

El show duró dos horas casi de reloj. Hubo mejores momentos por supuesto, en especial con los temas clásicos como "Sacrament of Wilderness", "The Kinslayer", y más. Y me refiero a "mejores momentos" porque el público se enciendió notablemente. Lo curioso es que hubo tiempos en donde los espectadores estaban tranquilos, atentos, pero sin mucha bulla, más notorio en las penúltimas canciones. Eso me faltó, un cierre algo más increíble. Pero bueno, no se puede pedir todo si bien se mantuvo el disfrute y se agradece lo majestuosa que actuó la banda, con una ejecución parejita y de calidad de principio a fin.

Por Paulina Elena P.
Fotos: Miguel Fuentes. (The FanLab)

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