STRATOVARIUS
Una pausa durante la tormenta

Noviembre 27/2019, Teatro Caupolicán.

Miércoles por la tarde. Siendo aproximadamente las 20:00 hrs, hago ingreso al mítico Caupolicán. Es un día extraño, marcado por las protestas y sabiendo que al término del show no habría locomoción -debido al cierre anticipado del Metro y suspensión del Transantiago-, por lo que las napiers sufrirían hoy, tanto por la larga caminata que me esperaba, como por el hecho de disfrutar del concierto parado en cancha.

A las 20:30 hrs, los casi 4.000 presentes se empiezan a impacientar, por lo que comienzan los cantos de protesta con la ayuda del sonidista, el cual nos regaló la ya conocida canción interpretada por Homero Simpson: "Piñera culiao", "el que no salta es paco", "¡Uf! ¡Uf! Que calor, el guanaco por favor" y la infame “chúpala, Karol Dance”. Un momento ameno, el cual sirvió de antesala para el comienzo del show, sin teloneros y directo al cayo. La intro de fondo nos trajo la salida al escenario de los maestros con la clásica "Eagleheart", un himno del Power Metal que coreamos desde los días de colegio, lo que produjo que el teatro se volviera loco, comenzando el apretuje de cuerpos y el griterío de fanboy.

Apenas terminando este temazo, comienza "Phoenix", otra joya del disco "Infinite" (2000), donde todos los asistentes saltaban como unos niños disfrutando de la pegajosa melodía del coro a la orden del gran Timo Kotipelto, liderando los gritos del respetable.

La noche siguió con "Oblivion", la cual no logró convencer tanto al público debido a que no es tan emblemática como otros temas y de ritmo lento, pero cuando comenzó "Shine in the Dark", nos volvimos a desordenar como colegiales evadiendo el Metro; un momento memorable.

Luego de eso, una luz enfoca a Mr. Jens Johansson, el maestro de las teclas, el cual mediante una pequeña introducción da paso al hit del "Destiny" (1998), la maravillosa "S.O.S", la cual hizo estallar a la concurrencia entre vítores, gritos, aplausos y demases, cantando todos a coro: Save our souls! Para mí fue como un viaje al pasado, tiempo en el que escuchaba este disco (original, no fake) importado desde Santiago hacia región.

La magistral "Paradise" continuó luego de una introducción de batería de Rolf Pilve, uno de los tantos icónicos del "Visions". "Un regalo para Chile", según las palabras de Kotipelto, ya que al parecer no era parte de la gira; momento que disfruté al máximo ya que me integraron de manera obligatoria al mini-mosh, el cual se convirtió en un campo de batalla.

Le llega el momento de brillar a don Matias Kupiainen, guitarrista de la banda, el cual se luce con sus “pirupiru”, dejándose querer por los espectadores para dar inicio a "4000 Rainy Nights", la balada del "Destiny", con un ritmo lento y aletargado que conectó de inmediato. En la galería aparecieron los flashs de los celulares para dar un ambiente aún más acogedor e íntimo. Alrededor se notaba que la gente disfrutó el momento, se veían parejas románticamente abrazadas: hombre con mujer, hombre con hombre, hombre con paco... no, eso no.

Es el turno de Louri Porra al bajo, demostrando su gran versatilidad y virtuosismo al interpretar una cuequita que encendió a los oyentes con risas y aplausos. "¡Hay que quemar la cueca gritaban algunos!"... yo no podía haber estado más de acuerdo, especialmente en estos días.

"Visions (Southern Cross)", es la siguiente canción que vuelve a ajetrear al público, al nivel del sobajeo máximo contra las masas. Solamente se podía esperar para poder respirar un poco de aire fresco, ya que a esa altura el olorcito a axila ya era devastador.

Jens Johansson es el próximo en demostrar sus destrezas al momento de dar inicio a "Black Diamond", una de las canciones más importantes de la banda que no debe faltar en ninguno de sus conciertos. Aunque no te supieras la letra, la idea era chamullar un poco para sentir la intensidad de la canción. Un momento sublime de los más altos de la noche para dar paso al solo de batería, momento que sirvió para reposar un poco y juntar ki para una próxima canción.

Los músicos se retiran por breves momentos del escenario para dar paso a una canción interpretada por el pueblo: “El que no salta es paco”; track que se hizo escuchar en todo el teatro. Imposible dejar de lado el drama que está azotando el país. Un momento distendido que dejó loco al pobre Jens Johansson que no entendía nada, cagándose de la risa.

Aparece nuevamente Kotipelto para entregarnos uno de los momentos más emotivos de la velada con "Forever". A modo personal, la canción más bella de STRATOVARIUS, que al igual que en el concierto de hace unos meses de Timo Tolkki, sirvió para sacar una que otra lagrimilla al respetable. Esta vez, escucharla interpretada por Timo Kotipelto es otra cosa. ¡Que voz más intensa tiene el hombre! ¡Como el vino se mantiene! ¡Un hombrón de verdad!

Ya sabemos de apoco que el setlist se está agotando, por lo que tenemos en cuenta que lo que sigue son puros caballitos de batalla, por lo tanto, es el instante de "The Kiss of Judas", con el coro más saltarín de los STRATO, al ritmo del bajo poderoso de Lauri. Momento sublime que disfrutamos todos.

"Umbreakable" fue la siguiente en dejar la patá -o el descueve, como diría un chaleco amarillo-. Recuerdo que cuando se hizo conocido este tema, lo recibí fríamente debido al cambio de formación y al sonido característico de los fineses, y creo que no fui el único, pero en la actualidad ya es un tema más del setlist obligatorio que debe ser considerado por la banda en sus shows. Coreable a más no poder.

Para terminar, STRATOVARIUS se fueron a la segura. "Hunting High And Low" fue en su momento el himno del "Infinite", con un video clip que nos mostraba lo que se avecinaba y que estamos viviendo ahora en Chile: modernidad vs contaminación y desigualdad. Para el que no lo conoce, le recomiendo que le eche un vistazo para que vea a donde nos ha arrastrado esta sociedad a nivel mundial, en donde el dinero tiene más importancia que la calidad de vida.

En fin, Kotipelto y compañía ayer nos dejó un agradable sabor de boca con sus temas clásicos, un gran sonido e interpretación, virtuosismo y camaradería. Obviamente faltaron un par de temillas insignes, pero en resumen un muy buen espectáculo que sirvió para descansar un momento de la represión que estamos viviendo.

Por Daniel Arenas G.
Fotos: Miguel Fuentes. (The FanLab)

1 Comentario

  • JOSE CRUZ Responder

    28 noviembre, 2019 at 23:14

    EXCELENTE REPORTE! se nota que el notero gozó e hizo bien la pega!

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